Observar, ver, sentir, interpretar para llegar a reinterpretar.
En esta entrada, se abordará el tema de la interpretación de grandes obras de arte a través de la reinterpretación de la misma.
En primer lugar el alumnado ha de conocer las obras más destacadas a lo largo de la historia y poder seleccionar alguna de ellas. Al escoger una, ha de dar una serie de pasos para poder realizar la actividad de reinterpretarla en otro estilo diferente al dado. Algo tan sencillo como realizar esta tarea, lleva detrás una investigación previa acorde con el curso que nos encontramos, tercero de la ESO.
Ante todo, hay que ver, observar y contemplar una obra artística, leer ese significado que nos trasmite, y el que le da el/la aut@r. Eso es lo que podríamos denominar realizar la acción de interpretar. Puede ser objetiva (intelectual) o subjetiva (sentimental). Los estudiantes han de saber que toda obra de arte dice algo en sí misma. El tema, la finalidad y los sentimientos varían entre receptores y autor, no a tod@s nos provoca la misma sensación al ver lo mismo, ya que cada persona lo percibe de una forma diferente al resto. Cada individu@ que observa, culmina esa creación dotándola de significados ya dados y de otros nuevos.Es imprescindible situarnos en el desarrollo histórico de la época de lo que vemos, ya que se suele retratar en los resultados de las obras, expresando el dolor, rabia, costumbrismo de la época, ropajes, y actividades que se realizaban entre otras cosas.
Una obra de arte representa una imagen que se logra a través de la mezcla, unidad o unión de distintos elementos que lo integran, que la componen: línea, volumen,color, equilibrio, proporción, ritmo. Se puede valorar por ejemplo un cuadro, teniendo en cuenta todos los elementos que intervienen en el. De las sustancia de la expresión (tela, madera, pigmentos) hasta la sustancia del contenido (motivaciones del autor, influencia del entorno, época).
¿Cómo analizar una obra de arte?
Como se ha nombrado anteriormente, l@ alumn@s deben conocer la obra a reinterpretar, para ello deberán de haber realizado el análisis previo de la obra seleccionada, con motivo de lograr un resultado en la nueva creación de carácter crítico y fundamentado.
A modo de ejemplo, se expone una determinada guía para el análisis de una obra pictórica:
Hemos de tener en cuenta siete elementos clave: el tema sobre el que versa, la técnica que se ha empleado, el soporte empleado, el tipo de luminosidad (opcional), el color, la perspectiva que predomina, y la composición, especialmente trabajada en la UD.
Los temas pueden ser muy diversos, debido a esto, se integran en dos grandes grupos: de temática religiosa, y de temática profana. En opción religiosa se muestran escenas de Dioses, Santos, escenas de la Biblia, entre otras. Por otro lado, en el caso profano, abarca temas costumbristas, retratos, políticos, de género.
Una vez analizado el tema, damos paso a identificar la técnica, la forma de pintar. Pueden mezclarse técnicas mixtas, incluso propias del dibujo. Destacan el fresco, el temple, el óleo y la acuarela. El fresco es una técnica pictórica realizada con pigmentos de origen mineral aplicada sobre un soporte de argamasa de arena y cal (es la pintura de pared).
El temple, puede llevarse acabo sobre un muro, tabla o lienzo. Consiste en aplicar el color previamente disuelto en agua y en una materia grasa como puede ser cola o látex vinílico o yema de huevo como aglutinante.
El óleo, una de las técnicas más usadas en la actualidad, cursos de pintura y en bellas artes. Consiste en disolver los colores en un aglutinante oleoso (ejemplo: trementina), que retarda su secado. Esto permite mayor margen de maniobra a la hora de modificar alguna pincelada,
La acuarela, destaca por la transparencia de los colores, se suele utilizar en soporte de papel acuarelable para que no se deforme o quiebre por la humedad.
Cada una de las nombradas, obtienen creaciones diferentes, cada una aportándole la característica esencial de cada técnica.
El soporte, hace referencia al tipo de material utilizado como base sobre el que realizar la pintura. Distinguimos entre: tela, madera, pared o papel. La tela será el soporte del lienzo realizado en óleo, la madera será sobre tabla, realizada al temple, la pared se usará como pintura mural, el fresco, y por último el papel con la acuarela.
Los soportes que se exponen son los más comunes, pero no los únicos, al igual que los materiales y las técnicas.
Por otro lado, la luz, es generadora de expresividad, de espacios y volúmenes, a ella nos podemos referir desde dónde es el foco de luz.
El color, catalogado como elemento imprescindible en la obra pictórica, generador de expresividad, tensión, armonía... Se clasifican en dos tipos de gamas, las de colores cálidos y las de colores fríos. En la gama cálida encontramos el rojo, el naranja, el amarillo y sus derivados, que dan más luminosidad. Se suelen utilizar en los primeros planos para acentuar la perspectiva. En contraposición, la gama fría como azules, verdes, violetas y derivados. Se suelen usar en los últimos planos, dando sensación de lejanía.
Otro punto a analizar, la perspectiva. Destacan cuatro: la perspectiva caballera, la perspectiva jerárquica, la perspectiva lineal y la perspectiva aérea. En la primera, se representan con mayor tamaño las figuras situadas en primer plano. En la jerárquica, otorgan importancia a las figuras de significado político y religioso, haciéndolas de mayor tamaño en función de su importancia. Con la lineal se consigue alargar de forma ilusoria una superficie plana y llevarla a un espacio más interno. La perspectiva aérea, es de las más empleadas, una forma idónea para representar las tres dimensiones en el ámbito de la pintura o el dibujo.
Por último llegamos a la composición. Se define como la forma de ordenar las figuras en el plano. Se diferencian varios tipos de composición, según la forma geométrica que realicen los elementos en el espacio: de simetría, piramidal, circular y diagonal.
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